A primera vista la impresión que me lleve nada màs llegar a Londres es la que me había imaginado, una ciudad cosmopolita, moderna, multicultural y donde lo tradicional se mezcla con lo moderno, dejando a todos sus visitantes atrapados en su frenético dinamismo y vitalidad.
Llama la atención la amabilidad de los ingleses y de los londinenses en particular ya que siempre mantienen la compostura, son muy reservados y casi nunca se enfadan ni en situaciones adversas, por ejemplo si les preguntas alguna dirección o que te hagan una fotografía lo hacen con un encanto natural muy característico en ellos. Las bulliciosas calles de Londres con una amplísima variedad de tiendas nos sumergen en ese mundo capitalista y consumista propio de una capital europea. Lo que no se debe perder ningún visitante en Londres en subirse en sus tradicionales autobuses rojos desde los cuales se puede apreciar toda la ciudad.
En nuestra corta visita a la capital inglesa pudimos hacer un recorrido que incluía el poder admirar entre otras maravillas al famoso Big Ben, La National Gallery, St Paul's Cathedral, La Torre de Londres, el London Eye, el London Bridge y las pacificas aguas del río Tamesis. También se debe visitar algunos de sus barrios mas típicos como el Soho y Covent Garden y si lo que quieres es ir de compras te recomiendo Oxford Street y Camden Market visitado por millones de personas durante todo el año.
En definitiva Londres es una capital de ensueño que merece la pena ser visitada y te aseguro que después de hacerlo te apetecerá repetir y volver otra vez.
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