Todo esto gracias a un grupo de científicos chinos que han modificado genéticamente vacas frisonas, las típicas de manchas negras y blancas, para conseguir que la leche que dan tenga una mayor cantidad de lisozima, una proteína presente en la leche materna.
Esta sustancia evita infecciones bacterianas salvaguardando al niño de enfermedades, lo que convertiría esta nueva leche en un método de prevención de enfermedades infantiles.
Los investigadores han conseguido que las vacas den leche con 25 veces más lisozima de lo normal, según información publicada en el PLoS One.
Esta molécula está presente ya no solo en la leche materna, sino también en las lágrimas y la saliva. También han conseguido que la leche vacuna transgénica contenga más lactoferrina, proteína con propiedades antibacterianas y antifúngicas.
Según el director de la investigación desarrollada en la Universidad de Agricultura China, Ning Li, la leche sería igual de segura que la leche normal, aunque sí explico que "tiene un sabor más fuerte que la tradicional".
Además de las diferencias proteicas que activan el sistema inmunitario de los más pequeños, los científicos lograron aumentar el contenido graso de la leche y modificaron los niveles de sólidos de la misma, acercándose aún más a la composición de la leche humana.
La única pega de este importantísimo avance, es que la leche materna no tiene ningún coste y la leche que produzcan las susodichas vacas si que lo tendrá y es de suponer que será superior al de la leche normal, por consiguiente no todas las madres que no puedan dar de lactar a sus niños con su propia leche estarán en condiciones de adquirir la famosa leche de vaca parecida a la materna, no dejando de ser uno más de los bombazos comerciales que amparándose en las ya famosas patentes para su comercialización, harán imposible su fácil adquisición por parte de quienes más lo necesiten.
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